¿Conseguiría la bella domar a la bestia?
A Diego Acosta se le había terminado jugar al polo, así que ahora vivía recluido en una preciosa isla donde pasaba sus noches a solas con sus pesadillas en lugar de con las bonitas mujeres que antaño lo asediaban. ¡Cuando apareció Maxie Parrish en su vida, irradiando exuberancia y amor por la vida, no pudo apartar su mirada de ella! Entonces, con la misma determinación que le hizo llegar a lo más alto en los circuitos internacionales de polo, tomó la decisión de seducirla y conquistarla. Pero esa vez tenía muy claro que no quería cicatrices…
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