Se encontraban atrapados entre la obligación y el deseo…
La inocente Margriet Gunnarsdottir ocultaba un gran secreto. Debía enfrentarse a un peligroso viaje hacia las lejanas tierras del norte de Escocia y su seguridad dependía de su atuendo… ¡un hábito de monja! Pero su único protector, un orgulloso escocés, hacía que sintiera la necesidad arrolladora de compartir con él la pesada carga de su secreto.
Rurik Erengislsson había prometido dejarla en casa sana y salva. Era una mujer que había prometido servir a Dios, por lo que debía cuidarla y protegerla… no desearla. Sin embargo, Rurik sentía la necesidad de hacer suya a aquella bella criatura abandonada.
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